La nueva mirada educativa integra
en un todo los sistemas familiares, sociales, escolares, culturales e históricos
de un pueblo…Todas estas interrelaciones y lo que sucede en cada uno de dichos
sistemas interviene en los procesos de aprendizaje y de enseñanza. Los alumnos,
los individuos, no estamos aislados,
vivimos dentro de diferentes sistemas, el más importante es el familiar. Cuando
una de estas partes obtiene una información nueva o se ve alterada, afecta al
resto de las partes.
La aplicación de las
constelaciones familiares en el ámbito educativo se denomina Pedagogía Sistémica.
Para quien no sepa de qué se trata, las constelaciones familiares son un método terapéutico que mira los problemas
o conflictos desde una perspectiva sistémica y transgeneracional, que se pregunta
sobre los hechos sucedidos y entorno a la creación de los vínculos. Es la gran
aportación de Bert Hellinger a la psicoterapia actual.
Todos formamos parte de sistemas,
necesitamos y queremos pertenecer a
un sistema, nos da un marco. Los sistemas tienen sus propias reglas
y están vivos, se desarrollan, se mueven. En el sistema familiar las reglas no
se pueden cambiar, por ejemplo, los padres son los padres y eso es así, somos
50% papá y 50% mamá ya que la vida viene de un hombre y de una mujer, esto es
así también y no se puede cambiar.
La pedagogía sistémica se basa en
las relaciones y vínculos que se generan entre la escuela y la familia. El
alumno es el nexo de unión entre ambos. Los alumnos no están aislados, forman
parte de un sistema familiar al que son leales por encima de todo, por encima
de la escuela. Somos leales a nuestra familia. Al ser estos vínculos más
fuertes que los que se dan en el medio educativo, puede frenar o impulsar el
aprendizaje. Estamos más conectados a nuestros padres que con la escuela. Los
padres son, por tanto, protagonistas en la educación, dado el vínculo que tiene
el niño con ellos.
En esta perspectiva, se vuelve
muy importante la relación entre la
escuela y la familia. La pedagogía sistémica atiende a la interacción de la escuela con la
familia, atiende al lugar que cada uno dentro de los sistemas ha de ocupar para
favorecer el aprendizaje. También la escuela en sí es un sistema dentro del que
hay subsistemas (las clases) con sus reglas, jerarquía…etc. Y funcionan como
otros sistemas vivos. Dentro del sistema que es la escuela están presentes los
sistemas familiares de los alumnos.
Para que un maestro sea exitoso
en la escolarización ha de apreciar a las familias de los alumnos, todas,
incluidas las que son problemáticas. Esto es todo un reto. Delante del profesor
no solo están los alumnos, están los alumnos y sus familias. El profesor no se
hizo juez, sino profesor, de modo que su papel no es juzgar a las familias.
Sería estupendo, mirar a los alumnos por
lo que son, por cómo son y no tanto para que sean de una manera determinada.
Ese es el gran trabajo desde las constelaciones: educar a través de los órdenes
del amor. Esta perspectiva también ayuda a los padres a ver el aprendizaje de
sus hijos como parte de la familia.
Una de las grandes precursoras de
la pedagogía sistémica es Marianne Franke. Fue maestra de primaria y secundaria
durante 30 años en Múnich y se fue adentrando en el mundo de la psicoterapia
hasta que conoció a Bert Hellinger y su trabajo de constelaciones familiares.
Ella llevó esté método a las aulas, a las escuelas. Integró sus conocimientos
como maestra junto con los de psicoterapeuta y lo puso al servicio de la
educación. En la actualidad trabaja con familias, grupos de profesores e
imparte cursos para enseñar este método.
Reconocimiento a Raquel Esteban, psicoterapeuta de Qí Salud y Desarrollo
Reconocimiento a Raquel Esteban, psicoterapeuta de Qí Salud y Desarrollo
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