jueves, 30 de julio de 2020

CONFINAMIENTO AL SERVICIO DEL DESTINO COLECTIVO


LA PANDEMIA DESDE UNA MIRADA SISTÉMICA



En esta situación excepcional de crisis, como consecuencia directa del COVID-19, es necesario repensar el papel de los equipos de apoyo terapéutico y pedagógico sistémico para los centros educativos en función de nuevos escenarios. 
Aquí y ahora, es necesario elaborar estrategias y liderarlas, establecer pautas y dinámicas de trabajo en un contexto comunicativo dinámico, eficaz y eficiente. Con el objeto de proporcionar apoyo a dicha labor se propone un conjunto de enfoques y recursos desde: La Pedagogía Sistémica, la Gestalt Neuro Imaginativa y las Constelaciones Familiares, a modo de guía, que puedan resultar útiles en lo que supone una realidad totalmente novedosa que hay que afrontar retomando y reconvirtiendo las experiencias habituales de dirección en la perspectiva que marcan las actuales circunstancias.
Esta situación singular obliga a activar preguntas que se adopten para gestionar de manera eficiente lo que podríamos denominar en este momento el confinamiento al servicio del destino colectivo, en una situación desconcertante e impredecible proyectada en los procesos sociales, afectivos, cognitivos, éticos, morales, corporales, espirituales de la humanidad.

¿CÓMO PUEDE CONCRETARSE EN ESTOS MOMENTOS LA LABOR DE LIDERAZGO DE UN EQUIPO TERAPÉUTICO? 

Brigitte Champetier en su último libro titulado: Los desafíos de la vida actual, el cual fue presentado en el mes de febrero, invita a identificar lo que siento, qué proyecto a los demás; qué veo  sistémicamente en estas polaridades. De acuerdo a esto, qué trabajo interno realizo frente a mis comprensiones negativas y qué lugar les doy para evitar su expansión. 
Así mismo, resalta la importancia de aprender a ver fenomenológicamente, es decir, sin juicios, las dinámicas sistémicas implícitas y cómo conseguir que lo invisible se haga visible y lograr los cambios deseados. 
Uno de estos desafíos es entender que la libertad individual permea a una mayor responsabilidad: al poder de decisión para ser, el hacer, el conocer, el convivir, transformar y transcender. 
Decidir pensar, sentir y actuar frente a cada momento de la transformación de nuestra vida permite modificaciones y restricciones que transcienden al servicio de algo más grande que nos supera.
Comprender estos fenómenos humanos solo se puede lograr desde la sistémica. Ser un observador fenomenológico es estar sin prejuicios, sin hipótesis, sin intención. Es estar en el adulto, en un presente; un ser humano frente a otro ser humano, sus relaciones son la sistémica de la actualidad. 
La vida pide a gritos purificación y creo que los terapeutas y buscadores estamos en el proceso de renacer nuevamente como el ave Fénix, o como el constelador constelado, para ejercer un servicio con la certeza que la actitud de cada uno modifica el conjunto del destino colectivo.

¿CUÁLES OBJETIVOS SE PUEDEN ESTRUCTURAR?

Iniciar una reflexión profunda sobre las relaciones entre los seres humanos y su entorno como consecuencia de esta pandemia; en una perspectiva de cómo puede evolucionar la pedagogía. Surgen acciones que implican el desarrollo de: 
La Creatividad: Que involucra la capacidad para innovar, imaginar, inventar, re-crear. Es, sin embargo, una disciplina rigurosa que demanda herramientas poderosas dirigidas a facilitar el proceso creativo, individual y colectivo.
La Construcción del conocimiento: Como una habilidad permanente, enfocada más en el proceso de transformación que en el de repetición de la información. El espacio de aprendizaje debe fomentar más la construcción de vida que la memorización, basándose en retos estimulantes, simulaciones, aprendizaje basado en ensayo y error, y en el desarrollo del razonamiento lógico y crítico, y en la resolución de problemas.  
Coexistencia con el Cambio. “Lo único permanente que nos queda es el Cambio”. En realidad, el cambio siempre está presente, solo que en tiempos recientes el cambio se presenta con una velocidad tal que no lo reconocemos, y menos aún lo controlamos. El cambio turbulento excede las capacidades que hemos desarrollado con los instrumentos tradicionales para comprenderlo. El escenario después de la pandemia estará signado por tres factores, que afectarán principalmente a los educandos que tenemos hoy: cambio Turbulento acelerado, elevada complejidad e incertidumbre permanente.
Comunicación: El siglo está signado por una revolución en las comunicaciones humanas. Desde los dispositivos e inventos que aparecen diariamente, hasta la escala de su alcance, instantaneidad y demás. Cambiarán los lenguajes, la semiótica, los símbolos mismos y sus reconocimientos a través de las fronteras. La comunicación es, sin embargo, una de las mayores inhabilidades que exhibimos hoy. Muy nuevas capacidades serán necesarias en el manejo de la comunicación en estos momentos.
Colaboración: Es un enfoque reciente de una habilidad perdida en el tiempo. La capacidad de colaborar reflexivamente sobre un objeto de conocimiento. La construcción social del aprendizaje y el enfoque colectivo de los problemas estarán presentes en el escenario en este momento; sin embargo, las prácticas tradicionales tienden a favorecer el trabajo individual y lo que se demanda es herramientas que deliberadamente favorecen el abordaje múltiple de los esquemas de conocimiento. 
La construcción colectiva a través de las fronteras se torna en la norma y no en la excepción para la práctica de las personas.
 
Hay acá una misión para la tecnología en la educación y para las soluciones que promueven estas habilidades críticas. 
Una novedad se aprecia en la aparición del concepto de “Comunidades que Aprenden en Comunidad”. Del aprendizaje individualista se está evolucionando rápidamente, al aprendizaje grupal, hacia el aprendizaje en comunidad, donde el conocimiento se construye socialmente, y se imparte y se aprende, en comunidad. Ello requiere, por supuesto, de nuevas habilidades para enfocar la responsabilidad en forma colectiva y fomentar el sentido de comunidad en la actuación y, por supuesto, las habilidades ya mencionadas de Comunicación y de Colaboración (TAC tecnología y aprendizajes colaborativos). 
Probablemente, la competitividad reconocerá más a los grupos capaces de producir nuevos conocimientos en comunidad, que a los actores solitarios, por elevados que sean sus conocimientos. 
A este respecto, solía decir Albert Einstein: “No se resolverán los problemas, con la misma mentalidad que los creó”. Nuevas formas de pensar deben emerger de las circunstancias actuales y aprovechar las opciones tecnológicas que facilitan el alcance de estas elevadas metas comunes. 
Por consiguiente surge la siguiente pregunta:

¿QUÉ CUALIDADES, VIRTUDES, RECURSOS INTERNOS Y VALORES SE PUEDEN RESCATAR A TRAVÉS DE LOS PROCESOS TERAPÉUTICOS, Y SUS POSIBLES RESULTADOS?

Autocuidado, valoración de la propia vida.
Vitalidad y entusiasmo por la vida. Desarrollar esta cualidad en los pequeños evitará depresiones, negativismos, resignación y otros problemas en la edad adulta.
Curiosidad que proporciona asombro, motivación por aprender, observar y explorar. La curiosidad alimenta la vitalidad.
Sensibilidad para percibir y responder ante los estímulos. Complementa la curiosidad y desarrolla el proceso de aprendizaje. Demasiada sensibilidad hace a los niños y niñas más vulnerables ante cualquier problema, cambio o desorden de su entorno.
Estabilidad. Los cambios frecuentes de vivienda, de ciudad, de colegio, de relaciones familiares y sociales, golpean la seguridad interior.
Experiencias positivas. Incluso durante el embarazo y, por supuesto, desde el momento de nacer, el niño o niña percibe sensaciones más o menos placenteras en función del grado de empatía y entrega afectiva de los adultos que le rodean. Si el niño o la niña tiene experiencias positivas en su relación con el medio, será capaz, entre otras cosas, de establecer relaciones afectivas, adquirir mecanismos de adaptación a diferentes situaciones sociales y desarrollar una adecuada resistencia a la frustración.
Experimentar sentimientos sexuales, hablar abiertamente de ellos, encontrar aceptación por parte de padres, madres y educadores, así como contar con una educación adecuada al respecto.
Atractivo físico y carisma. Cualidades valiosas en cualquier tipo de cultura, siempre que el niño o la niña no se centre en ellas de forma exclusiva, provocando algún nivel de narcisismo.
Dar y recibir amistad desde la primera infancia con iguales de ambos sexos. Entre otros muchos beneficios, facilitará relaciones futuras. Supone el afecto personal, puro y desinteresado.
Sentido del humor. Al igual que otras cualidades, necesita ser desarrollado. La percepción y sensibilidad a la incongruencia, la respuesta a la broma y la inventiva humorística aparecen a edad temprana. Desarrollar el sentido del humor requiere utilizar la creatividad, la inteligencia y distintas emociones para producir la inventiva espontánea. Es tremendamente útil para relacionarnos con nosotros mismos y con los demás, y hace soportables las experiencias difíciles.
Capacidad intelectual que incluye otra serie de capacidades. El potencial "normal" es enorme y su desarrollo está marcado por los estímulos que reciba desde el mismo momento de nacer.
Orientación. El estado de salud emocional es muy importante para que el niño o la niña sepa, desde edad temprana, quién es, cuándo y dónde está.
Intuición o capacidad para entender a los demás, está muy relacionada con la habilidad de empatizar. Es muy útil en el crecimiento personal y en las relaciones humanas.
Imaginación, entre otras cosas, para experimentar situaciones en sentidos que nos proporcionan más información que lógica. Esta cualidad es importantísima para el desarrollo creativo.
Capacidad para expresar pensamientos y sentimientos. La expresión verbal es una forma de autoexpresión y afirmación. La elocuencia es muy importante en la interrelación con los demás.
Discernir lo que está bien de lo que está mal, para ello es necesario adquirir un buen nivel de conciencia social y un criterio ético y moral adecuado. Es decir, interiorizar un correcto sistema de valores humanos. Cuando la conciencia social está empobrecida, la forma de relacionarse es destructiva. La rebelión o la conformidad son conductas que paralizan la autorrealización.
Integridad. Surge cuando existe un firme sentimiento sobre la propia personalidad y garantiza un sólido sentimiento de uno mismo. Con ella se fomenta el respeto por los propios valores, pensamientos, sentimientos e ideas. Facilita las relaciones y emociones saludables. Llevada a extremos puede conducir a exigencias perfeccionistas en uno mismo o en los demás.
Persistencia y objetivos. Fijarse objetivos desde edad temprana y persistir, solventando dificultades, eleva la autoestima y desarrolla la capacidad de esfuerzo y paciencia.
Paciencia. El saber esperar nutre la capacidad de aplazar la gratificación, que es una necesidad indispensable para el entrenamiento, la realización de las destrezas o logros de cualquier clase.
Resistencia a la frustración, que determina en gran parte la capacidad para llevar a cabo procesos dirigidos a la realización de objetivos. El aprendizaje viene acompañado por un grado moderado de frustración, los niños y niñas han de desarrollar su propia resistencia en estas situaciones para solventar y superar la frustración que experimentan.
Tolerancia a la ansiedad. Cuando es insuficiente, las relaciones, las tareas intelectuales difíciles, la actividad creativa, etc., se evitan o abandonan con facilidad.
Satisfacción en la escolarización temprana que, entre otros muchos beneficios, proporciona el estímulo para intentar posteriormente experiencias escolares más complejas y difíciles.
Tranquilidad y paz interior durante la infancia, ayuda extraordinariamente al proceso de aprendizaje y a desarrollar la capacidad de concentración.
Alegría de vivir, entusiasmo, ilusión, esperanza, optimismo y alegría de compartir con otros la propia experiencia.
Espontaneidad, se produce cuando hay contacto con los propios sentimientos, es la antítesis de la impulsividad.
Independencia. Cuando el entorno es saludable, el niño o la niña se independiza a medida que evoluciona su desarrollo. Supone cuidar de uno mismo en función de la edad, también relacionarse y cooperar con los demás sin perder los propios valores.
Adaptación y flexibilidad, hacen posible adoptar soluciones y puntos de vista ante situaciones desconocidas. Los niños y niñas disponen de un gran potencial en esta capacidad y, como en el resto, su desarrollo o empobrecimiento dependerá de las primeras experiencias.
Sentido de la realidad como persona humana, que determina en gran parte las expectativas. Si éstas son exorbitantes conducen a frustraciones, desengaños, baja autoestima y depresión.
Auto aceptación, que se logra cuando se conoce la propia realidad, las capacidades y limitaciones. Con aceptación plena de la propia realidad se consideran irrelevantes la aprobación o desaprobación de los demás.
Amabilidad para llevar a la práctica una actitud afectuosa, afable y complaciente.
Solidaridad y altruismo prestando ayuda a los demás aún a costa de renunciar a beneficios propios. Ponerse al servicio de los demás de buen grado sin obtener algo a cambio, sino la satisfacción personal.
Comprensión y capacidad de ponerse en el lugar de los demás para ver las situaciones desde su punto de vista.
Autoestima elevada, es decir la consideración de que se es digno de amor y que importamos por el hecho de existir, sintiendo que se valora y respeta la propia individualidad.
Bondad y generosidad que ofrecen el gozo de dar y compartir, viviendo con humildad y disfrutando de las cosas sencillas de la vida. La bondad supone grandeza de carácter y de espíritu.
Calma, paciencia y capacidad de reflexión que conduce al sentido común, evitando las tensiones y la ansiedad y conduce al ambiente de paz y equilibrio y transmite tranquilidad, sosiego, fuerza y serenidad.
Compasión para sentir ternura y lástima por los problemas de los demás.
Resulta evidente que la educación es ante todo un viaje interior, cuyas etapas corresponden a las de la maduración constante de la personalidad. Maduración en la que iremos adquiriendo y consolidando conocimientos y actitudes en las que basaremos nuestros comportamientos y acciones. 
Del mismo modo resulta básico aprender a vivir juntos, para lo cual será imprescindible educar desde la primera infancia las normas por las que se rige, o debería regirse, esta convivencia. 
Si la Educación Preescolar la hemos definido en multitud de ocasiones como aquella encaminada a "desarrollar la personalidad, las aptitudes y la capacidad mental y física del niño hasta el máximo de sus posibilidades", podemos afirmar que es aquella encaminada al desarrollo de la personalidad, y de los valores que nos permiten la convivencia, hasta el máximo de sus posibilidades.

¿POR QUÉ INTEGRAR LA EDUCACIÓN AMBIENTAL?

El mundo que nos rodea constituye una totalidad, una diversidad y una unidad. Es una totalidad porque abarca todos los fenómenos naturales e ideales que existen, que se expresa en una diversidad extraordinaria de hechos, objetos e individuos, a veces muy disímiles entre sí. Sin embargo, entre todos existe una unidad, y cada hecho o fenómeno de la realidad está intrínsecamente relacionado con los demás, y la variación o el cambio en uno de ellos determina un cambio en el sistema, que inicialmente poco perceptible puede, de manera paulatina, convertirse o alcanzar una dimensión incalculable.
Esta mirada sistémica del desarrollo marca la totalidad, diversidad y unidad del mundo que nos rodea, por lo que cualquier acción que se haga en el mismo, sea en el plano físico o químico, biológico, psicológico o social, por nombrar algunos, ejerce una influencia sobre los otros, modificándolos, cambiándolos, transformándolos. En el sentido que esa acción sea positiva, así se estará garantizando un desarrollo apropiado, en la medida en que sea negativa, se sientan las pautas para su degeneración, e incluso, su extinción.
El hombre, el ser humano, es la mayor y más importante totalidad, diversidad y unidad del universo. Como organismo constituye una unidad bio-psico-social, y en la que el medio que le rodea constituye la fuente de su desarrollo, es producto de ese medio, y a su vez es la única especie capaz de transformar el medio que lo ha creado. Esta potencialidad de modificar el ambiente que le rodea es una cualidad única del ser humano. Esto hace que el conocimiento de ese medio, de sus fuerzas y leyes, de sus particularidades y condiciones, sea de importancia crucial.
El hombre, a pesar de esto, a veces actúa como si desconociera este hecho científico, y depreda el mundo que le rodea, sin valorar el alcance de tales acciones, así, el agujero de la capa atmosférica de ozono es cada vez mayor, la tala indiscriminada de los bosques continúa, avanza el proceso de desertificación de la tierra y salinización de las aguas, se está dando un calentamiento mundial de la atmósfera y una consecuente elevación del nivel del océano que hace peligrar incluso la existencia de pequeños países costeros, entre tantos y tantos efectos negativos que la posibilidad del hombre de actuar sobre el medio que ha creado.
Esto hace que el conocer ese medio y cómo actuar inteligentemente para preservarlo sea una tarea fundamental en este momento en el cual hemos experimentado nuestra fragilidad.

LA EDUCACIÓN AMBIENTAL, UNA NECESIDAD DEL DESARROLLO

Una de las formas que el ser humano tiene a su alcance para evitar la visión apocalíptica de un mundo que cada vez se vuelve más débil, es lograr que cada uno de los hombres posea una apropiada educación ambiental, y que actúe consecuentemente con sus postulados. Desde este punto de vista la misma se convierte en una necesidad del desarrollo y una imprescindible tarea de la educación.
La educación ambiental comprende tres aspectos fundamentales:
1.-El conocimiento científico del medio circundante. No es posible actuar sobre algo si no se conoce como es, por lo que el conocimiento del mundo que le rodea desde una apropiada base, constituye el primer peldaño de la educación ambiental. Ello hace indispensable conocer las leyes, los factores condicionantes, los principios, las explicaciones racionales y científicas de los hechos y fenómenos del mundo material, animado e inanimado. Sin esta base de conocimiento no es posible actuar sobre el medio circundante o dirigir de manera adecuada las acciones.
2.-El conocimiento de los medios y acciones para preservar el medio que nos rodea. Una vez en posesión de cómo son los hechos y fenómenos del mundo natural, se impone saber cómo actuar y a través de que vías para preservarlo, mantenerlo y enriquecerlo. De esta manera las acciones a realizar se pueden hacer de forma más efectiva y con menos esfuerzos y recursos que cuando se desconocen las particularidades de los fenómenos.
3.-Formación de normas, principios y valores respecto al cuidado y preservación del mundo natural. De nada vale que conozcamos el mundo que nos rodea y que sepamos cómo actuar para preservarlo, si no existe una actitud al respecto, si no se ha formado la conciencia y la valoración de porqué hay que hacerlo; esto es quizás el aspecto más importante de la educación ambiental.

LA CASITA VERDE AL SERVICIO

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